Con el otoño y la disminución de horas de luz, los días se acortan, bajan las temperaturas, llegan las lluvias y el paisaje cambia de forma radical: se oscurece el color de las hojas y cubren los bosques con ese manto de intensos tonos amarillos y rojizos mezclados entre las variedades de verde habituales. La nueva estación es una oportunidad perfecta para realizar escapadas de ensueño enmarcados en un paisaje único.
Recorrer tranquilos caminos y senderos que invitan a adentrarse en ellos, parajes y rincones que merecen ser descubiertos poco a poco, como quien destapa un regalo. Ideal para hacer excursionismo, ver fauna y admirar el paisaje montañoso, pequeñas grandes maravillas y placeres ocultos esperando en el Valle de Aran.